juego

El juego es placentero, divertido.

El juego no tiene metas o finalidades extrínsecas. Sus motivaciones son intrínsecas y no se halla al servicio de otros objetivos.

El juego es espontáneo y voluntario.

El juego implica cierta participación activa por parte del jugador.

El juego guarda ciertas conexiones sistemáticas con lo que no es juego.

Aportaciones del juego al desarrollo del niño

    El juego, además de aportar al niño placer y momentos de distracción, es una actividad que estimula y activa diferentes componentes de desarrollo infantil. Es el escenario en el cual los niños pueden practicar la experiencia de medir sus propias posibilidades en las diferentes situaciones de su vida y que influye en todos los ámbitos del desarrollo humano:

a) Aportaciones al desarrollo cognitivo

aportaciones-al-juego-cognitivo    El juego pone en marcha las habilidades cognitivas del niño, en cuanto que le permiten comprender su entorno y desarrollar su pensamiento.

   Por ejemplo, un niño que juega con una granja de animales, figuras…etc., irá conociendo las piezas del juego, se las dirá un adulto u otro compañero, descubrirá los diferentes tipos de animales que hay, comprenderá cómo funcionan los objetos (rodar el tractor, abrir la ventana de la granja..), y aprenderá también a utilizarlos adecuadamente.

   También descubrirá la permanencia de los objetos, que siguen existiendo aunque no los vea; haciendo desaparecer el caballo que guarda en el establo y más tarde lo va a buscar, irá tomando conciencia de esta realidad.

b) Aportaciones al desarrollo social

   El niño puede jugar solo con sus juegos, pero cuando algún compañero participa en su actividad, es la ocasión de compartir, de tener en cuenta a los otros, de relacionarse. Le permite, en definitiva, comunicarse.

   El juego con los iguales y con los adultos es un potente instrumento que facilita su desarrollo social en cuanto que se aprenden los rudimentos de la reciprocidad -dar y recibir-, y la empatía.

   En el juego simbólico, al principio, las representaciones se centran en la vida más cercana de los niños (el uso de las cosas de la casa, los roles familiares…), para luego centrarse en la representación de situaciones más alejadas de su vida habitual (representar diferentes profesiones) o dar vida a personajes de ficción.

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c) Aportaciones al desarrollo emocional

    El niño decide la vida de los personajes de sus juegos: lo que hacen, durante cuánto tiempo, de qué manera, quién está implicado…. Además les presta sus sentimientos y emociones – la expresión de sí mismo -.Por otra parte, el equilibrio emocional que se consigue con el juego es un estado placentero que siempre se tiende a buscar.

    Los juegos de representación de escenas de la vida cotidiana, de reproducción de cuentos y de situaciones imaginarias, implican la reconstrucción y puesta en escena de los conocimientos que ya se tienen. Así pues, en este tipo de juegos, los niños se hablan empleando el tono adecuado a los papeles que simulan, se expresan emociones propias de esos papeles, se ajustan las actitudes….  En este sentido cuando el niño juega simbólicamente, deforma la realidad, adaptándola a sus deseos. De esta forma en el juego, él domina una realidad que, fuera del juego, le domina a él.juego-padres

    Cuando se relaciona con su entorno, a menudo ocurre que el niño se expone a una tensión psíquica muy fuerte, por eso crea un mundo a su medida que le ofrece garantías para vencer o paliar esas tensiones. Se crea, mediante el juego, una realidad alternativa que le sirve para encauzar sus energías hacia soluciones más satisfactorias para sí mismo.

d) Aportaciones al desarrollo motor

    El juego estimula el desarrollo motor del niño ya que constituye la fuerza impulsora para realizar la acción deseada.

    Por ejemplo, el bebé que quiere coger un objeto que está lejos tiene que gatear para llegar hasta él, utilizar sus músculos, su motricidad gruesa. Al coger el objeto, el niño utiliza los pequeños músculos de sus manos, lo que se denomina motricidad fina. Asimismo, ejercita la coordinación óculo manual para fijarse en el objeto y llegar a cogerlo con la mano.

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     El deseo de alcanzar el objeto percibido le lleva a practicar los distintos modos de sujeción, a planificar y organizar sus movimientos y a desarrollar sus reflejos de protección. Por tanto, el desarrollo psicomotor es algo que el niño irá desarrollando a través de su deseo de actuar sobre el entorno, de poner en marcha sus capacidades motoras, de ir siendo cada vez más competente.

   Según el niño se va desarrollando, el juego de ejercicio no sólo no desaparece con la aparición de juegos posteriores (juego simbólico), sino que además se ejercita, se perfecciona y contribuye a mejorar los movimientos y la comprensión de su realidad física.

En resumen

  El juego constituye un mecanismo natural arraigado genéticamente que despierta la curiosidad, es placentero y permite descubrir destrezas útiles para desenvolvernos en el mundo. Los mecanismos cerebrales innatos del niño le permiten, a los pocos meses de edad, aprender jugando. Se libera dopamina que hace que la incertidumbre del juego constituya una auténtica recompensa cerebral y que facilita la transmisión de información entre el hipocampo y la corteza prefrontal, promoviendo la memoria de trabajo.

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El juego constituye una necesidad para el aprendizaje que no está restringida a ninguna edad, mejora la autoestima, desarrolla la creatividad, aporta bienestar y facilita la socialización.

El juego no es una tarea. Hemos de prestar atención a que no se convierta en un ejercicio o en una tarea obligatoria.

No es necesaria la estimulación constante. El niño no tiene por qué estar siempre activo, necesita también sus periodos de inactividad.

La importancia del tiempo: hemos de dedicar tiempo a jugar con los niños sin prisas dedicándonos plenamente a esa actividad.

El respeto: debemos de tener en cuenta las preferencias de los niños, sin limitarnos exclusivamente a ellas, pero respetándolas y favoreciéndolas.

Es una actividad agradable.

 Disfrutemos del momento que se nos brinda y del placer de compartirlo.

Inmaculada Merino Herrero
Psicóloga CAIT «La Cometa»
Asociación «San José» – Guadix