El sonido y la música siempre han estado ligados al ser humano y por tanto unidos a las emociones.  Nuestros primeros antepasados empleaban los sonidos y la música como herramienta de supervivencia y de comunicación.

     En “El origen de las especies”, Darwin defiende que “los sonidos musicales han sentado una de las bases más importantes para el desarrollo del lenguaje, ya que tanto el ritmo como la cadencia de la oratoria poseen rasgos musicales”.

     Una de las razones más simples y cotidianas que justifican la compañía de la música en nuestras vidas, es que nos ayuda a liberar tensiones, emocionarnos,  relajarnos y evocar recuerdos.

música en las emociones humanas

     En la juventud o en la vejez, más cerca o más lejos, la música marca nuestra vida.  Se puede observar su influencia en los bebés cuando duermen mejor al oír el arrullo tranquilizador de su madre o en los niños pequeños que se mueven, saltan y bailan cuando escuchan canciones rítmicas.

     La música proporciona sensaciones placenteras, endulza nuestras vidas.  Un potente crescendo orquestal puede conmovernos y emocionarnos, así como la banda sonora de una película puede ser proveedora de una increíble carga emotiva.

     Este apego a la música tiene sus raíces en nuestro pasado remoto, en los albores de la cultura.  Hace más de 30.000 años, el hombre utilizaba flautas de hueso e instrumentos de percusión como medio de comunicación y expresión emocional. Por tanto, se puede afirmar que todas las sociedades cuentan con su propia música.

DESARROLLO

     Como afirma J. Jauset en su libro “Música y cerebro, una pareja saludable: las claves de la neurociencia musical”,  la música es una actividad que requiere grandes y múltiples recursos cognitivos, es un poderoso estimulante del diálogo que mantienen los hemisferios cerebrales favoreciendo un equilibrio dinámico entre las capacidades de ambos.  Tanto la percepción como la producción musical, movilizan diversas áreas corticales (auditiva, motora) y subcorticales (respuestas emocionales) que implican, de hecho, a la totalidad del encéfalo.

     Algunos estudios la consideran como una de las actividades más complejas que la mente humana puede llevar a cabo e, incluso, algunos autores indican que de todas las artes, la música es la que es capaz de modificar la consciencia de manera más poderosa.

     La música es clave para estudiar las capacidades y funcionalidades del cerebro, especialmente las relacionadas con las emociones, algo realmente complejo que moviliza todos nuestros recursos y que está en permanente estado de investigación, además, permite indagar acerca de la organización cerebral, siendo una inestimable oportunidad para estudiar las funciones más desarrolladas del ser humano.

     La unidad presente en el fenómeno musical, se refleja en todas sus dimensiones (física, emocional, vivencial y cognitiva) y se corresponde con la unificación e integración de los procesos cerebrales. No sorprende, pues, que la música sea considerada como un poderoso estímulo multisensorial.

música en las emociones humanas

     A pesar de los numerosos estudios y avances realizados en los últimos años, aún no son conocidos con todo detalle los roles de las diferentes partes del cerebro en el proceso de las emociones.  Una de las ventajas de la música, es que permite evocar un amplio rango de emociones, resultando ser una excelente herramienta para el estudio de las respuestas generadas.  No deja de ser curioso que “algo” que en principio puede parecer tan banal como unas simples notas musicales, pueden ser una herramienta eficaz para modular las emociones e influir en nuestros actos cognitivos y conductuales.  Si estamos alegres, nuestro optimismo aumentará, podremos ser más creativos y estaremos más predispuestos a la acción, a llevar a cabo nuestros proyectos y a utilizar más eficazmente nuestros propios recursos. Si por el contrario estamos deprimidos, cualquier acción, por pequeña que sea, será misión imposible.  En definitiva, la música constituye una importante herramienta que facilita el equilibrio entre la mente y las emociones.

     Ante la escucha plácida de una obra musical, hay momentos en los que podemos llegar a sentir un placer sublime acompañado por los conocidos escalofríos.  Es una sensación que definimos expresando que “nos pone el vello de punta”, pero ¿qué está ocurriendo en esos instantes en nuestro cerebro?. Nuestro organismo está respondiendo con multitud de reacciones con una evidente repercusión fisiológica que, entre otros, altera los ritmos cardíaco, respiratorio y electromiográficos.

     Hay pasajes musicales que parece que resuelven pero no lo hacen, añaden crescendos, cambios de tempo, de tonalidad, de ritmo, de intensidad… todo pensado para estimular y retardar el instante o momento cumbre, el final de la resolución tan deseada.

     Cerebralmente, este “juego” se traduce en un baile de dopamina, con sus repercusiones biológicas, fisiológicas y emotivas.

música en las emociones humanas     El placer que se obtiene al escuchar música y su influencia en nuestras emociones, tienen claros fundamentos biológicos que nacen en una zona situada por debajo el tálamo.  La liberación de dopamina en este nivel, es la que genera respuestas de reforzamiento positivo y de recompensa, tal y como se ha podido evidenciar en los casos de conductas adictivas y de consumo de sustancias psicoactivas.  Otro punto interesante a considerar es la conexión del núcleo accumbens con la ínsula y el hipotálamo, dos estructuras que regulan la actividad del sistema nervioso autónomo (SNA) y que serán las responsables de los cambios fisiológicos asociados con una respuesta relajante de la música, tales como las disminuciones de la frecuencia cardíaca, de la presión arterial, del ritmo respiratorio, de la actividad cerebral y de la conductancia de la piel.

     Podríamos concluir diciendo que la música puede evocar experiencias placenteras o alegres y todas ellas, aunque no lleguen a producirnos los escalofríos musicales, están asociadas con los circuitos de recompensa (hipotálamo, área tegmental ventral y núcleo accumbens).  Es evidente que en toda esta activación, los neurotransmisores o mensajeros químicos que son los responsables de que exista la transmisión entre las neuronas tienen un rol fundamental.

CONCLUSIONES

     A lo largo de la historia y en todas las culturas, la música se ha empleado como vínculo entre los sentidos y el espíritu, dejando huellas indelebles en la vida de las personas, pues es una compañera fiel a lo largo de la existencia. Existe una historia individual, una banda sonora vital y un patrimonio musical personal que pueden repercutir positivamente en nuestro desarrollo, nuestras capacidades cognitivas y nuestro bienestar general1.

música en las emociones humanas     Grandes personajes de la historia como Platón y Aristóteles destacaron a través de sus propias experiencias las propiedades e influencia de la música en las emociones humanas. Una de las razones más simples y cotidianas que justifican la compañía de la música en nuestras vidas, es el hecho de que nos ayuda a expresar nuestras emociones, evocar recuerdos, liberar tensiones o influir en nuestro estado de ánimo. Algunos planteamientos teóricos como también prácticos y psicopedagógicos, han logrado a través de la música resultados sorprendentes, no sólo en estimular la creatividad y fomentar la expresión y el bienestar emocional de las personas, sino en desarrollar las habilidades cognitivas y los valores humanos.

     Como profesional de la “Asociación San José”, puedo comprobar cómo el empleo de la música a través de las diferentes actividades y dinámicas que se plantean, contribuye a la estimulación sensorial, favorece habilidades tan importantes como la memoria, la atención y la concentración y promueve el bienestar emocional de las personas con diversidad funcional. Por esta razón, se va a implantar un programa a nivel de toda la Asociación, con el que se pretende trabajar las emociones y la respuesta que generan a través de la música.

     La gran aspiración del ser humano es alcanzar la felicidad, y en la “Asociación San José” se trabaja para ello incorporando la música en la vida de las personas con diversidad funcional para lograr ese objetivo y facilitar una buena calidad de vida que favorezca su desarrollo integral.

1León Pineda, J. (2011). El poder de la música: plenitud; buena salud y gozo espiritual. Editorial Christian editing.

Bibliografía:

  • Jauset, J. (2013). Música y cerebro, una pareja saludable: las claves de la neurociencia musical. Editorial. Círculo rojo.
  • León Pineda, J. (2011). El poder de la música: plenitud; buena salud y gozo espiritual. Editorial Christian editing.

 

Inmaculada Herrera Membrilla
Musicoterapeuta en Asociación San José